martes, 25 de marzo de 2014

Tu oportunidad es ¡Hoy!

Preludio

Nos hemos convertido en seres tan complicados, que creemos que las cosas sencillas no tienen nada que ofrecernos.

Despegue

A lo largo de este viaje y aventura que es la psicología, he venido escuchando de diversas voces tanto de jóvenes como de adultos, de las oportunidades que se han presentado en su vida. Me han  compartido como ven llegar estas anheladas oportunidades y por diversas razones no las han aprovechado, muchas veces es por miedo, por indecisión, por exceso de análisis y reflexión, entre otras cosas.

Las personas ven como esas oportunidades por las cuales estuvieron luchando buena parte de su vida se les escapan de las manos, se les escurre entre los dedos, dejado así un vacío, un hueco existencial y por lo tanto, aparecen la frustración, la baja autoestima, la angustia, etc.

Y habrá que esperar otra oportunidad, otro momento, otra circunstancia para entonces sí ir por ella. Es en esta parte en donde yo difiero, puesto que hay muchas personas que mencionan que cada uno de nosotros construimos nuestras oportunidades. Pero poniéndome en un plan radical, la única oportunidad que tenemos es hoy. Muchos hacemos planes a corto, mediano y largo plazo y eso está bien, porque trazas un objetivo, una meta, un rumbo. Aquí lo que veo es que perdemos algo muy importante y esto importante es el presente. Estamos tan ocupados por pensar, actuar y visualizar lo que está por venir, por lo tanto, perdemos el presente, ya que nos enfocamos mucho en el futuro, en construir algo para que el día de mañana cuando alcancemos este futuro que estamos construyendo, nos olvidamos de vivir el presente. Si a eso le agregamos que algunos vivimos del pasado, pues entonces las cosas se vuelven más complejas y por estar rumiando el pasado y actuando para el futuro, se nos olvida vivir el presente.

lunes, 3 de marzo de 2014

Lo importante es que llores.

Preludio 

El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente. J. Cortazar

Hasta el día de hoy y con lo que sé, el Ser Humano es la única especie en la tierra en derramar lágrimas producto de sus emociones.

Despegue

 Este artículo está dedicado al llanto. Al acto de llorar, berrear, chillar, al gimoteo o el  sollozo. Llámale como quieras, lo importante es que llores. ¡Si, efectivamente! ¡A llorar se ha dicho!

Y es que llorar es un sentimiento tan demeritado, tan estigmatizado, tan prejuiciado, que  es muy común escuchar o en el peor de los casos hasta nosotros mismos decir: “deja de llorar” “no vale la pena que llores” “con llorar no arreglas nada”. ¡Claro que si arreglas y mucho! Pero es con estas frases que vamos creciendo y  escuchando a lo largo de nuestra vida de modo en que nos vamos educando a no llorar, aprendemos a aguantarnos las ganas de llorar o al menos lloramos sólo en momentos muy particulares, casi casi especiales. ¿Cuáles momentos? La muerte de un ser querido, un golpe verdaderamente fuerte, o tal vez cuando nos sorprenden con una noticia verdaderamente agradable. Como vemos, el llanto es un acto tan limitado, que terminamos por reusarnos a llorar, aun cuando esto sea necesario y más que por salud física, por salud mental.