Preludio
Este tipo de trastorno se ha vuelto muy común principalmente en las escuelas. Debido a que cuando los niños y/o adolescentes se vuelven más inquietos, incontrolables, ponen poca atención o están muy distraídos, es entonces cuando el profesor detecta –si, muchas veces con más sentido común que conocimientos- que el alumno tiene el Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad –TDAH, para los amigos- y lo canaliza al psicólogo escolar o sugiere a los padres que lo lleven con un psicólogo para que ponga remedio y nos diga que hacer –esto yo lo escuche- con el niño.
Despegue
Antes de mostrar una postura a favor o en contra del TDAH conozcámoslo:
Sus signos o
manifestaciones son las siguientes:
- Distracción moderada a grave.
- Periodos de atención breve.
- Inquietud motora.
- Inestabilidad emocional.
- Conductas impulsivas.
Si bien es
cierto que en la mayoría de los estudios se ha detectado que su origen es
hereditario, no podemos tomarlo como una ley o una regla a seguir.
También ha que mencionar que no podemos considerar al TDAH como un trastorno de aprendizaje, es cierto que la persona puede no poner atención ni concentrarse en hacer tareas, pero nada tiene que ver uno con otro. Así como no hay una relación entre este trastorno y coeficiente intelectual. Con esto quiero decir, que si un niño o adolescente tiene rezago educativo no está ligado al TDAH, por lo tanto, se tendrá que hacer un diagnóstico más completo en donde se incluya detectar la capacidad de razonamiento, memorización, coeficiente intelectual, etc.