Preludio
El llanto medio u ordinario consiste en una
contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y
mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno
se suena enérgicamente. J. Cortazar
Hasta el día de hoy y
con lo que sé, el Ser Humano es la única especie en la tierra en derramar
lágrimas producto de sus emociones.
Despegue
Este artículo está dedicado al llanto. Al acto
de llorar, berrear, chillar, al gimoteo o el sollozo. Llámale como quieras, lo importante
es que llores. ¡Si, efectivamente! ¡A llorar se ha dicho!
Y es que llorar es un
sentimiento tan demeritado, tan estigmatizado, tan prejuiciado, que es muy común escuchar o en el peor de los
casos hasta nosotros mismos decir: “deja
de llorar” “no vale la pena que llores” “con llorar no arreglas nada”. ¡Claro
que si arreglas y mucho! Pero es con estas frases que vamos creciendo y escuchando a lo largo de nuestra vida de modo
en que nos vamos educando a no llorar, aprendemos a aguantarnos las
ganas de llorar o al menos lloramos sólo en momentos muy particulares, casi
casi especiales. ¿Cuáles momentos? La muerte de un ser querido, un golpe
verdaderamente fuerte, o tal vez cuando nos sorprenden con una noticia
verdaderamente agradable. Como vemos, el llanto es un acto tan limitado, que
terminamos por reusarnos a llorar, aun cuando esto sea necesario y más que por
salud física, por salud mental.
Desde hace mucho
tiempo, se ha venido considerando al llanto como un acto de cobardía, mostrar
debilidad, incluso hay quienes se atreven a mencionar que el llanto es un acto
casi exclusivo de las mujeres y los niños. Esto no es lo peor, lo
verdaderamente grave es que hay personas que creen esto y por lo tanto dejan de
llorar y buscan compartir esta idea de lo malo, exclusivo e improductivo
que puede ser llorar.
También quiero
reconocer, que quien se reprime el llanto es en verdad una persona muy fuerte,
mira que controlar esa sensación de presión en el estómago, sentir como sube
por tu esófago, llega hasta la garganta, para hacerse un nudo, que te
quiebra la voz, tus ojos comienzan a enrojecerse y a ponerse vidriosos, tu boca
se reseca, la saliva se vuelve más viscosa, tu corazón acelerado, algunos hasta
las manos les tiemblan y toda esta
presión, lista para salir en una explosión liberadora y ya cuando asoman las
primeras lágrimas y la voz se vuelve más temblorosa...¡Pum! aparece esta gran
barrera e impide la liberación de esta explosión. Ahogando el llanto,
reteniendo las lágrimas, controlando el temblor de voz y manos y al paso de
algunos minutos, el llanto se fue, se esfumo, aunque casi para muchos es
imposible ocultar o disimular que se tenían ganas de llorar. Esto, no
cualquiera lo hace.
Algo muy común que
recomiendo a las personas que me consultan, es que se den una oportunidad para
llorar, ya que cuando estamos en la conversación, siempre aparece en que son
personas que lloran poco pero que tienen muchos motivos, pero sobre todo muchas
ganas de llorar, pero por las razones que comentaba anteriormente, no lo hacen.
Bueno, con decirles que he conocido a 3 personas que han dejado de llorar por
falta de tiempo, que debido a sus múltiples ocupaciones, no tienen tiempo para
llorar, ¡habrase visto!
Aplica te
No pretendo hacer un
ensayo del llanto y miren que si hay material, pero aquí la invitación es a que
lloren, a desahogar los sentimientos que provocan esta sensación, despojémonos
de estas ideas de antaño sobre lo que implica llorar, es una forma de liberar
emociones, así como lo hacemos cuando sonreímos hasta carcajearnos, imaginen
que somos una olla de presión, y que una forma de liberar esa presión es
atreves del llanto, la válvula se abre y deja escapar en lugar de vapor, un
torrente de lágrimas, pero sobre todo, de emociones contenidas, guardadas,
reprimidas, que amenazaban con hacernos estallar, quien sabe de que manera.
Así que se vale
llorar, como dijera José Alfredo Jiménez...comienza siempre llorando y así
llorando se acaba...
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