Preludio
Los tiempos
modernos, han exigido que la mujer desempeñe también un nuevo papel dentro de
la sociedad, la mujer en el campo laboral. Como todo, ha traído muchas
ventajas, pues es grato ver ahora mujeres en puestos directivos, desempeñándose
en oficios o profesiones que antiguamente estaban reservadas para varones o las
puedes ver estudiando una maestría, especialidad, un curso de actualización e incluso hay quienes
están concluyendo sus estudios básicos.
La emancipación
de la mujer, la equidad de género, la igualdad como ciudadana, los derechos
humanos y reproductivos, han sido logros muy importantes que ha tenido la
sociedad. Las mujeres se han visto con mayores beneficios y su condición, está mejorando, no con la velocidad que
quisiéramos, pero ahí va.
Pero no todo es
miel sobre hojuelas, puesto que la mujer del siglo XXI además de insertarse al
campo laboral, tiene que seguir realizando el papel que culturalmente venía
desempeñando desde hace ya algún tiempo; y este papel es el de mamá.
Despegue
En la práctica,
me he encontrado con muchas problemáticas que viven las mamás de estos tiempos.
Las mamás de
este siglo están preocupadas porque pasan poco tiempo con sus hijos, tienen
trabajos que las están absorbiendo y no solo en su tiempo, sino que también en
su energía, por lo que llegan cansadas del trabajo a casa, para encontrarse que
tienen que seguir haciendo labores del hogar y para cuando terminan, están tan
cansadas que no tienen ánimo de platicar con los hijos, de escucharlos, de
pasar algo de tiempo con ellos.
Otra
problemática es que las mamás están totalmente “perdidas” en como entablar una
comunicación con sus hijos; trabajen o no trabajen las mamás, no saben como
acercarse a las hijas, son unas perfectas desconocidas y no saben mutuamente
que quieren, cuáles son sus planes, sus metas o proyectos. No logran poder
dialogar porque siempre alguien termina enojado y se acabó la plática.
Por lo que
muchas, temerosas de lo que pueda pasar con sus hijos e hijas, han optado por ser condescendiente –pasantona, me lo dijo hace poco una
madre de familia- a las peticiones de
sus hijos, por lo cual, siempre están compensando su ausencia o sus fallas con
celulares, ropa, múltiples permisos, etc. Como si estuvieran viviendo con una
culpa muy grande por salirse de casa para
ir a trabajar, por no estar en la escuela como antiguamente cumplían con este
papel.
Las mamás tienen
un gran reto, pues les ha tocado vivir una época totalmente diferente a las que
ellas vivieron, no quiero ser obvio con esto, pero los cambios que viven las
actuales generaciones son tremendos. Hay un exceso
de presente, con el uso de internet y las redes sociales. Hay acceso a
muchísima información al alcance de todos, pero no hemos desarrollado aún la
capacidad para discernir, clasificar y procesar esta gran cantidad de
información. Es por eso que las mamás actuales, tienen el gran reto de subirse al tren, de la vida moderna. Ya
no lo podemos parar, avanza a pasos
agigantados, los niños, las adolescentes, van desarrollando nuevas habilidades,
nuevas capacidades, nuevas necesidades o necedades
– en el peor de los casos-
Las mamás de
esta época, de esta generación, tienen que eliminar cualquier sentimiento de
culpa y tener bien claro que si están allá afuera trabajando, luchando,
gastando sus fuerzas, no es en vano, hay que completar el gasto de la casa y en
otros casos, lo tienen que hacer porque son la cabeza de su familia y está sola
haciendo frente a la responsabilidad de llevar sustento al hogar y cuidar y
educar a los hijos.
Aplica te
La mujer, la
madre, tiene que reconocer su valor ahora como proveedora, como educadora, como apoyo
fundamental en la familia, desde económico, hasta emocional. No debe ni tiene
porque sentirse débil, o poco valorada, puesto que está librando una batalla
con una actitud muy admirable, puesto que mientras la mujer salió de casa para
trabajar, los hombres no hemos querido entrar a casa para apoyar en las labores
domésticas, espero que si a ellas, les llevó muchos años adquirir este derecho
y reconocimiento, no suceda lo mismo con nosotros los varones para entrar al
quite en los quehaceres del hogar, incluyendo obviamente, la educación y apoyo
emocional de los hijos.
Mamá, deja de
sentirte culpable por no estar el tiempo
suficiente con tus hijos, reconoce este esfuerzo que estás haciendo en pro
del hogar, de la familia, de ti misma. Nadie nació enseñado y así como tú
tuviste que salir a trabajar, tienes derecho a equivocarte, a fallar, y si los
hijos no siguen tus consejos, tus recomendaciones y tu educación, ¡calma, no te
preocupes! Recuerda que nadie experimenta en cabeza ajena.
A la madre de mi
hija, a mi madre y a sus madres, mi felicitación, admiración y respeto para todas
por estar realizando este papel tan
loable y extra demandante. Sinceramente, ¡Felicidades!
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