martes, 13 de mayo de 2014

La mamá del siglo XXI

Preludio

Los tiempos modernos, han exigido que la mujer desempeñe también un nuevo papel dentro de la sociedad, la mujer en el campo laboral. Como todo, ha traído muchas ventajas, pues es grato ver ahora mujeres en puestos directivos, desempeñándose en oficios o profesiones que antiguamente estaban reservadas para varones o las puedes ver estudiando una maestría, especialidad, un  curso de actualización e incluso hay quienes están concluyendo sus estudios básicos.

La emancipación de la mujer, la equidad de género, la igualdad como ciudadana, los derechos humanos y reproductivos, han sido logros muy importantes que ha tenido la sociedad. Las mujeres se han visto con mayores beneficios y su condición, está  mejorando, no con la velocidad que quisiéramos, pero ahí va.

Pero no todo es miel sobre hojuelas, puesto que la mujer del siglo XXI además de insertarse al campo laboral, tiene que seguir realizando el papel que culturalmente venía desempeñando desde hace ya algún tiempo; y este papel es el de mamá.

Despegue

En la práctica, me he encontrado con muchas problemáticas que viven las mamás de estos tiempos.

Las mamás de este siglo están preocupadas porque pasan poco tiempo con sus hijos, tienen trabajos que las están absorbiendo y no solo en su tiempo, sino que también en su energía, por lo que llegan cansadas del trabajo a casa, para encontrarse que tienen que seguir haciendo labores del hogar y para cuando terminan, están tan cansadas que no tienen ánimo de platicar con los hijos, de escucharlos, de pasar algo de tiempo con ellos.
Otra problemática es que las mamás están totalmente “perdidas” en como entablar una comunicación con sus hijos; trabajen o no trabajen las mamás, no saben como acercarse a las hijas, son unas perfectas desconocidas y no saben mutuamente que quieren, cuáles son sus planes, sus metas o proyectos. No logran poder dialogar porque siempre alguien termina enojado y se acabó la plática.

Por lo que muchas, temerosas de lo que pueda pasar con sus hijos e hijas, han optado por ser condescendiente –pasantona, me lo dijo hace poco una madre de familia-  a las peticiones de sus hijos, por lo cual, siempre están compensando su ausencia o sus fallas con celulares, ropa, múltiples permisos, etc. Como si estuvieran viviendo con una culpa muy grande por salirse de casa para ir a trabajar, por no estar en la escuela como antiguamente cumplían con este papel.

Las mamás tienen un gran reto, pues les ha tocado vivir una época totalmente diferente a las que ellas vivieron, no quiero ser obvio con esto, pero los cambios que viven las actuales generaciones son tremendos. Hay un exceso de presente, con el uso de internet y las redes sociales. Hay acceso a muchísima información al alcance de todos, pero no hemos desarrollado aún la capacidad para discernir, clasificar y procesar esta gran cantidad de información. Es por eso que las mamás actuales, tienen el gran reto de subirse al tren, de la vida moderna. Ya no lo podemos parar, avanza a  pasos agigantados, los niños, las adolescentes, van desarrollando nuevas habilidades, nuevas capacidades, nuevas necesidades o necedades ­– en el peor de los casos-

Las mamás de esta época, de esta generación, tienen que eliminar cualquier sentimiento de culpa y tener bien claro que si están allá afuera trabajando, luchando, gastando sus fuerzas, no es en vano, hay que completar el gasto de la casa y en otros casos, lo tienen que hacer porque son la cabeza de su familia y está sola haciendo frente a la responsabilidad de llevar sustento al hogar y cuidar y educar a los hijos.

Aplica te

La mujer, la madre, tiene que reconocer su valor ahora  como proveedora, como educadora, como apoyo fundamental en la familia, desde económico, hasta emocional. No debe ni tiene porque sentirse débil, o poco valorada, puesto que está librando una batalla con una actitud muy admirable, puesto que mientras la mujer salió de casa para trabajar, los hombres no hemos querido entrar a casa para apoyar en las labores domésticas, espero que si a ellas, les llevó muchos años adquirir este derecho y reconocimiento, no suceda lo mismo con nosotros los varones para entrar al quite en los quehaceres del hogar, incluyendo obviamente, la educación y apoyo emocional de los hijos.

Mamá, deja de sentirte culpable por no estar el tiempo suficiente con tus hijos, reconoce este esfuerzo que estás haciendo en pro del hogar, de la familia, de ti misma. Nadie nació enseñado y así como tú tuviste que salir a trabajar, tienes derecho a equivocarte, a fallar, y si los hijos no siguen tus consejos, tus recomendaciones y tu educación, ¡calma, no te preocupes! Recuerda que nadie experimenta en cabeza ajena.

A la madre de mi hija, a mi madre y a sus madres, mi felicitación, admiración y respeto para todas   por estar realizando este papel tan loable y extra demandante. Sinceramente, ¡Felicidades!
  





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