Preludio
Después de haber salido de la
cámara de reflexiones, con este artículo, retomamos trabajos con toda fuerza y
vigor.
Despegue
En esta ocasión,
quiero reflexionar sobre el reto que es ser niño en este momento de la vida.
Analizando la situación histórica que nos está tocando vivir es por demás
interesante, demasiada competencia, una vida vertiginosa, consumista, llena de
información a todas horas, por todos lados
y por lo tanto, tener una mayor capacidad para procesar esta información
la cual nos llega a las televisiones, a nuestros lugares de trabajo, en
nuestras familias, a nuestro celular inteligente.
Despertar,
desayunar, ir al trabajo, dar el máximo, regresa a casa, atiende a los hijos,
las deudas, los planes, tanto familiares como personales, capacitaciones –por tu
cuenta o de las que te mandan en el trabajo- dar el máximo, ser el mejor
empleado, que innova, que crea, que se mide con estándares que ni a veces el
mismo empleado entiende, la actitud proactiva; o el negocio propio, a veces se
vende otras no, la competencia de las mercancías importadas, de baja calidad
pero más económicas, la nueva reforma hacendaria implica que uses computadora
para expedir facturas, ¿computadora? ¡Pero si lo último que toque fue una
máquina eléctrica de escribir! Como adulto y como padre o madre, te toca no
sólo librar la batalla contra tu depresión, mal humor, la poca tolerancia a la
frustración o las decepciones. También tienes que apoyar a que tus hijos sepan
hacerles frente a estas batallas y otras, como el bullyng, aunque en tu caso te
toca vivir el mobbing, el uso y abuso
de drogas, alcohol y tabaco, las redes sociales y su necesidad de tener un buen
uso de ellas. Te toca también apoyar a tus hijos en su seguridad, estar alertas en el transporte público,
aunque también los tienes que enseñar a subirse al coche, poner el seguro, ir
viendo a todos lados, no para disfrutar del panorama, sino para estar alerta
ante cualquier situación de peligro. Llegar a la escuela, estudiar, sacar
buenas notas, aprender además de los conocimientos básicos técnicos y
científicos, hay que aprender a manejar
mejor la computadora, un idioma extra, si se pueden dos, mejor. Llegar a casa,
ayudar en los quehaceres propios del hogar, bueno, algunos están exentos de
esto. Mejor ven tv, o se abstraen al grado de pasar desapercibidos por estar
revisando su teléfono celular, si, ese teléfono inteligente que costo miles de
pesos, ese que parecía un aparato inofensivo y hoy se convirtió en un arma poderosa,
sirve para filmar y denunciar algún tipo de abuso, o para tomarse fotos, mismas
que aparecerán publicadas y en ocasiones mal usadas. La tarea escolar, ¿para
qué? No ayuda, se baja de internet, el profesor si se da cuenta no dice nada y
en el peor de los casos, ni sabe que es un plagio de otro trabajo, ¿actividades
al aire libre? ¡No creo! ¿Con esta inseguridad? ¿Con la alta contaminación?
Además no hay un parque cerca, ya lo quitaron para poner una tienda de
conveniencia, y el que hay está lejos y se juntan más adultos a drogarse que a
ejercitarse. Y por si fuera poco ¿quién lleva a los hijos al parque? Ambos
papás están cansados, hay cosas pendientes en la casa y alguno de ellos se
trajo algo de trabajo, para avanzarle y seguir dentro de la aceptación de los
jefes. Mientras, la comida, la ropa, la limpieza de la casa, como buen adulto
responsable de su salud física y mental, medio hace algo de ejercicio en casa,
con el aparato caro y estorboso, después los recomendadísimos 15 minutos de lectura, leer, te hace
crecer, dice la campaña que nos bombardea por todos los flancos.
¡Esperen! ¿Y el
reto de ser niño?
-¿Más retos? ¿A
caso no basta con lo que arriba acabo de escribir? Y aunque está mezclado o
confuso y en pocos momentos definidos,
al leer este artículo, puedes correr
el riesgo de no saber cuándo se habla del niño y cuando del adulto, en momentos
se juntan y en otras se separan. Parecen que viven cosas diferentes, pero si
las analizamos, son muy parecidas.
Ese es el
verdadero reto de ser niño el día de hoy. Aprender a vivir con el mundo del
adulto, adaptarse a las necesidades propias que tienen los padres, pero también
adaptarse a las necesidades propias del niño. Como niño que es, no sabrá como
satisfacer las carencias afectivas, bueno, también muchos padres no saben como
satisfacer estas mismas necesidades de sus hijos. El reto es aprender el
conocimiento que se da en la escuela, en la casa, en la calle, en el internet.
Su uso y discriminación de este conocimiento es el reto para los niños porque
todos le dicen que debe o no debe de hacer, pero pocos –incluyendo papás y
profesores- le ponen el ejemplo. Adaptarse rápidamente a los cambios, es un
gran reto para los niños, más si consideramos que en ocasiones ni los mismos
adultos nos adaptamos a estos cambios.
El reto está
ahí, mantener la calma en la tormenta, disfrutar la lluvia mientras dura,
controlar las emociones principalmente aquellas que sean negativas, no estallar
o responder de manera impulsiva, el único problema es que nadie les ha dicho el como. Ni los mismos adultos, porque
tampoco lo sabemos. Lo vamos aprendiendo durante la marcha.
Aplica te.
¿Qué pensaban? ¿Qué
daría una receta para que los niños se adapten a los retos del hoy? Los que me
han seguido –que les agradezco infinitamente- saben que no soy así. Mi
intención es mostrarles las cosas, ponerlos a reflexionar para que se pongan a
actuar. Así de simple, así de sencillo.
Estuve tentado a
publicar este artículo el 30 de abril, día en que por un decreto de la ONU, se
festeja el día del niño y de la niña para ser incluyente, pero como todos
sabemos, en los momentos festivos nadie se pone reflexivo, hasta que viene la
cruda…realidad.
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