Preludio
Lo malo de la victoria, es que no
es eterna, tampoco la derrota.
Despegue
Estimados todos, me da gusto
saludarlos por este medio.
Es por ustedes sabido que me
aprovecho de este ciberespacio para poder compartir con ustedes algunas de mis
reflexiones, producto de las cosas que
voy viviendo a diario.
Comienzo este artículo con esta
frase en donde ni la victoria ni la derrota son para siempre. Pero hoy no
hablaré de la victoria, hoy los invito a reflexionar sobre la derrota. Pero no
de la derrota en donde has dado tu mayor
esfuerzo, esa, en la que has dejado tu
sudor, tu cansancio, tu aliento, tú ser. Esta derrota no tiene discusión, no
está en tela de juicio y si me lo permiten, esa es una derrota justa y nos
queda más que honrarla y aprender de ella.
Hoy quiero invitarlos a
reflexionar sobre la derrota injusta. ¿Por qué este término de derrota injusta?
Les voy a compartir lo
siguiente: en una de las clases, discutíamos si era preferible sufrir una
injusticia o cometer una injusticia. Como era de esperarse, la mayoría
coincidimos que preferíamos sufrir una injusticia que cometerla, pues nadie
quería cargar con esa responsabilidad o cargo
de conciencia que fue el término más utilizado en esa ocasión. Y es lógico
de pensarse así, pocos queremos y estamos dispuestos a asumir o cargar con
culpas sin necesidad, aunque a veces, como lo he comentado: los dichos de los viejitos, son evangelios
chiquitos. Y eso, ya me da mucho que pensar.
En fin, como les comento,
pensemos en esa derrota injusta. Esa
derrota en donde alguien, tramposamente, te pone el pie para que caigas.
Pensemos en un jefe que quiere echar a alguien de sus colaboradores y está
buscando y buscando para encontrar ese
algo que pueda servirle para deshacerse de ese colaborador que ya lo tiene
harto, o que la comunicación ya no es buena o que simplemente ya no lo tolera.
Y así pasa las noches nuestro jefe
tratando de encontrar un leve indicio que le sirva para sus fines.
O que tal cuando uno de tus amigos, está esperando que cometas una
leve equivocación para poder aprovecharse de tu situación y sacar provecho de
eso. Les comparto que alguna vez, alguien me comentó que precisamente su mejor
amigo, estaba esperando que tuviera una discusión con su novia para aprovechar
y generar la discordia entre ambos, así vendría el disgusto y que la relación
terminaría y de esta manera, poder aprovechar
el pleito y comenzar a seducir a la chica. ¿Qué enredo verdad? Lo peor es que
si pasó y así fue.
Puedo seguir enumerando más
derrotas injustas o tal vez ya vino a tu memoria una derrota injusta, en donde
nunca pensaste que te jugarían de esta manera, tú estabas tan confiado y de repente, ¡zas! No
la viste venir que cuando quisiste reaccionar, era demasiado tarde.
Es aquí en donde precisamente te
dan ganas de maldecir a todo mundo, de pelearte y enojarte con la vida, con
Dios, con el destino, con la naturaleza, con las demás personas, bueno, en
ocasiones, terminas hasta enojado contigo mismo. Es cuando te decepcionas y
sientes que todos en el mundo no merecen tu confianza. Vez como el mal parece
triunfar sobre el bien, pues mientras que la gente que lucha, se esfuerza y
trabaja hasta el doble o el triple, hay gente que no hace las cosas del todo
bien y le resultan de maravilla. Que se valen de trampas y cosas fuera de la
ley para lograr sus objetivos, mientras que tú, toda la vida esforzándote y
haciendo sacrificios y ¿cuál es el
resultado? No el que esperabas y en el peor de los casos, el más adverso.
Pero déjame decirte algo, -que
estoy seguro que ya lo sabes-, esto no es para siempre y aunque parezca lo
contrario, es momento de redoblar esfuerzos, de no dejarse caer, pero aclaro, se
vale enojarse, hacer berrinche, llorar, ponerse triste, eso se vale, lo
que no está permitido es quedarse ahí.
Hay que seguir, pues es aquí en
donde se demuestra el temple, en donde tenemos que sacar de lo que estamos
hechos, recuerda que ningún mar tranquilo hizo buenos navegantes. Duele, claro
que duele, a nadie nos gusta el sabor amargo de la derrota, menos el de la
derrota injusta. Precisamente por eso, por probar las mieles de la justa
victoria, es necesario seguir luchando, mantenerse de pie aunque estos se
nieguen a responder. Venimos a dejar nuestra huella, nuestra marca, nuestra
esencia. Es momento de no rendirse, es momento de orar, de reír, de soñar, de
no perder las esperanzas, y que por más negra que se vuelva la noche, por más
dura que sea la tormenta, por más doloroso que sea, siempre, siempre saldrá el
sol nuevamente, anunciando que las nubes se van y que llega la calma
nuevamente, las heridas cicatrizarán, se sanaran, y es ahí estimados amigos en
donde saldrá nuestra Victoria Triunfante, donde se materializarán nuestros
esfuerzos, nuestros sacrificios. Y las mieles de la satisfacción que produce la
Victoria Justa, endulzaran nuestro momento, nuestra existencia. Aunque
¡cuidado! La vida de esto se trata, de sortear la tormenta, de fortalecer
nuestras emociones y aumentar nuestra capacidad de recuperarnos, de tolerar
cualquier frustración. Esto queridos amigos, es nuestra Victoria.
Aplica te
Cuando parezca que todo esta
adverso y que los malos van ganando, recuerda que aún hasta el más férreo
dictador, el más poderoso monarca, el más astuto, el más déspota, ¡Cayó! No hay
mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista.
Lo negativo, lo injusto, lo que
va en contra de la ley, tiene un lado muy seductor, pues te hace creer que
tienes todo fácil y al alcance de la mano, parece que las victorias usando las
trampas y las injusticias son más rápidas en obtener y sin tanto esfuerzo. Pero
recuerda, lo que realmente vale la pena, se requiere de esfuerzo, de trabajo,
dedicación y mucha pasión. Bríndame ese voto de confianza, que cuando tienes
una Victoria Justa, nada ni nadie te la quita ni te la arrebata, contrario con
lo que pasa con la victoria injusta, algún día la pagarás muy cara y lo que
hayas podido ganar…lo perderás todo.
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